Roig renueva su equipo en medio de tres grandes retos: proveedores, salida al exterior y venta online.
La remodelación de la cúpula directiva que Mercadona acaba de emprender es la de mayor calado que ha realizado la cadena de supermercados de un solo golpe. La decisión, y más aún, la forma de tomarla, son un indicador claro de cuál es el estilo de gestión de su presidente, Juan Roig, y de cómo afronta los retos que en este momento tiene ante sí, ya que la compañía tiene varios frentes abiertos que, de manera incipiente, están impulsado una evolución y suponen un salto cualitativo como organización.
El reto más claro es la nueva relación con los proveedores. El esquema del nuevo organigrama revela que, de los trece integrantes del comité de dirección, hay seis que tienen responsabilidades sobre las compras, frente a los cuatro del anterior equipo. Esto revela que la gestión de la relación con los proveedores se ha hecho más compleja desde que Mercadona decidió eliminar la figura de los interproveedores, que eran 120 empresas que fabricaban mayoritariamente en exclusiva y con las que la relación era muy estrecha. Ahora se negocia la elaboración de cada producto, en vez de por categorías, y se busca el proveedor que a Mercadona le parece más adecuado, o incluso varios coexistiendo en los lineales, algo que era escaso hasta el año pasado. Así, la relación es con 1.400 proveedores, con la nueva denominación de totalers, lo que requiere un mayor esfuerzo de seguimiento. Por ejemplo, si la cadena quiere introducir un nuevo producto en sus estantes, la empresa que le fabrica otros similares puede ser, o no, la que lo elabore, dependiendo de si ofrece el estándar de calidad al precio que pide Mercadona.
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