El pan, el aceite y el vino son los tres alimentos básicos sobre los que se sustenta la dieta mediterránea, una tradición milenaria fruto del intercambio entre culturas a la que los científicos pusieron nombre solo en el siglo XX.
Los expertos reunidos este miércoles en la sede de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma hicieron un repaso a los más de dos mil años de historia de esa dieta, amenazada en la actualidad por nuevos hábitos como el de la comida rápida.
El pan, el aceite y el vino fueron la “tríada” que en la Antigüedad clásica suponía un regalo divino y se relacionaba con los dioses Deméter, Atenea y Baco, respectivamente, señaló Marino Niola, director del Centro de investigaciones sociales sobre la dieta mediterránea (MedEatResearch) con sede en Nápoles (Italia).
Durante el Imperio Romano esos tres alimentos se extendieron por la vasta red de comunicaciones, que hizo posible la llegada a Roma de trigo de Egipto y ánforas cargadas de aceite de oliva de la península Ibérica o el cultivo de uva en las Galias.
“El comercio permitió dialogar a tres continentes”, convirtiéndose la dieta mediterránea en “el fruto de un gran parlamento y una mesa con muchos comensales”, afirmó el divulgador italiano Alberto Angela.
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