Buena parte de las ayudas directas que percibirán los productores a partir del 2023 irán ligadas a compromisos ambientales. Repasamos el borrador de trabajo que maneja el Ministerio de Agricultura.
La nueva Política Agraria Común avanzará un escalón más en las exigencias ambientales para los agricultores y ganaderos. Buena parte de las ayudas directas al campo estarán condicionadas a partir del 2023 al cumplimiento de los llamados ecoesquemas, que representarán para el agro compromisos adicionales en materia de protección de la biodiversidad, conservación del medioambiente y lucha contra el cambio climático.
El diseño de los ecoesquemas, que se encuadran en el pilar 1 de la PAC, corresponde a cada Estado miembro, si bien el Plan Estratégico Nacional de España tendrá que ser refrendado por Bruselas. Para ser aprobados por la Comisión Europea, los ecoesquemas tienen que impulsar exigencias ambientales superiores a las de la condicionalidad reforzada de la Política Agraria Común. También tendrán que ser medidas diferentes de las que figuran en las ayudas agroambientales (pilar 2).
Los ecoesquemas en los que trabaja el Ministerio de Agricultura se plantean con distintos niveles de intensidad de ayuda, de forma que sea posible adherirse a ellos con distintos grados de exigencias a cumplir. También será posible que un mismo agricultor o ganadero participe en varios ecoesquemas de manera simultánea, lo que aumentará sus pagos directos.
Estos son los ecoesquemas en los que trabaja el Ministerio de Agricultura.
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