ASAJA, COAG y UPA denuncian que las grandes superficies y las cadenas de supermercados están haciendo su agosto, justo al inicio de la campaña de hortalizas de invierno. Cuando apenas hay verduras en los campos, los distribuidores han tirado al suelo los precios en origen a pesar de que la demanda está disparada y los consumidores están pagando precios muy elevados por las hortalizas frescas y de máxima calidad que comienzan a aparecer en estas fechas.
Por causa de la codicia sin límites y las malas artes de una distribución alimentaria que no respeta ni a productores ni a consumidores, de nuevo son los agricultores los que han de soportar unos precios en origen ruinosos que nos retrotraen a los motivos por los que protagonizamos un proceso de movilizaciones sin precedentes, desde el 18 de enero y durante siete semanas, en que se sucedieron movilizaciones masivas con tractoradas inéditas en los últimos cuarenta y tres años, celebrándose en Murcia la mayor manifestación de los últimos décadas el pasado 21 de febrero.
Los motivos se repiten hoy, de nuevo, confirmando su falta de respeto a la dignidad y al valor del trabajo en el campo, al reconocimiento del carácter estratégico y vital de la actividad agraria, como productores de alimentos y preservadores del medio natural y rural, lo que se traduce sistemáticamente en el hundimiento de los precios y las rentas agrarias, afectando en particular a la agricultura profesional, aún mayoritaria, ya que, al parecer, las políticas económicas vigentes prefieren los mercados desregulados del “sálvese quien pueda” y toleran el abuso de posición de dominio en la cadena alimentaria. Además, miran para otro lado ante el avance de los monopolios en la cadena de insumos que disparan los costes de producción agraria.
A efectos prácticos, los precios pagados al agricultor de algunos productos emblemáticos de nuestra Región, a fecha de hoy, van desde los 0,15-0,20 €/Kg que se pagan por el bróculi, hasta los 0,20 €/Kg por el calabacín, cuando ambos superan de largo los 2,00 €/Kg en las grandes superficies y cadenas de supermercados. Lo mismo ocurre con la lechuga Iceberg que se está comprando al ridículo precio de ocho céntimos de euro la pieza (0,08 €/Pieza) o el pimiento italiano, que se paga a menos de 0,34 €/Kg, frente e los 2,00 € al que compra el consumidor esta hortaliza.
Además de ello, se suma que la globalización que favorece la Unión Europea está perjudicando gravemente a los intereses de los productores españoles y europeos. Es vital que se protejan los intereses de nuestros productores por encima de todo, pues el mercado europeo se está colapsando de todo tipo de productos agroalimentarios, y es muy difícil competir, pues tenemos unos costes de producción muy elevados en comparación con los de países terceros. El descontrol en la entrada de hortalizas de Marruecos en la UE, está influyendo en buena medida en la mala situación del inicio de campaña de hortalizas.
El Brexit es otro hándicap más para el sector. Se trata de otro hándicap más para nuestro sector hortofrutícola y consideramos que es vital que se revisen de forma exhaustiva los acuerdos comerciales agrícolas entre la UE con países terceros, puesto que, con la salida del Reino Unido de Europa, hay que tener muy presente el consumo de los 65 millones de habitantes del Reino Unido. Será fundamental revisar esto acuerdos para evitar una sobresaturación del mercado europeo.
Ante esta situación, las organizaciones agrarias no sólo hacemos denuncia de la misma, sino que avanzamos acciones de protesta dirigidas específicamente a la distribución agroalimentaria si no corrige su comportamiento y anunciamos la posibilidad de que las movilizaciones, que desconvocamos con motivo de la aparición y agravamiento de la COVID-19, antes incluso de que se decretase el Estado de Alarma del pasado 14 de marzo, vuelvan a retomarse si a dos semanas vista, no se observan avances en la cotización de nuestros productos, no descartando el cese de la recolección y distribución de los mismos y, cuando las circunstancias lo hagan posible, la celebración de grandes protestas con mucha más energía por parte de agricultores y ganaderos.
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