El Gobierno limita a 850 unidades de ganado mayor el número de cabezas que puede tener una explotación
Todos a una, los grupos ecologistas españoles llevan varios años clamando en contra de las macrogranjas, instalaciones de ganadería industrial intensiva que albergan miles de cabezas de ganado estabuladas en un área muy reducida. Aseguran que general un impacto brutal en el medio ambiente: favorecen el cambio climático y las emisiones de gases de efecto invernadero, contaminan los acuíferos y propician la deforestación. Los conservacionistas las acusan también de maltrato animal.
Un real decreto ha llegado para poner coto a estas explotaciones: limita el número de cabezas que puede tener una explotación: unas 725 vacas lecheras u 850 unidades de ganado mayor. El documento ha recibido un aplauso moderado del universo ecologista. Aplauso, porque lo considera "muy positiva para el medio ambiente y las aguas, los territorios y los animales". Y moderado porque lo ve "insuficiente".
La nueva norma pone punto final definitivo a la macrogranja que la empresa Valle de Odieta proyectaba en Noviercas (Soria), donde pretendía explotar a 23.520 vacas. Hubiera sido la más grande de Europa, y una de las cinco más grandes del mundo.
Del mismo modo, la nueva legislación no permitirá la ampliación de las explotaciones ya existentes, un hecho que frustrará, por ejemplo, la solicitud que esa misma empresa hizo para ampliar su macrogranja de Caparroso (Navarra), que habría sido casi 12 veces más grande de lo que marca la nueva ley.
A pesar de todo ello, según Greenpeace, el texto se queda corto: "850 cabezas de ganado siguen siendo demasiadas y su impacto ambiental no deja de ser enorme". Por eso, la ONG ha presentado una alegación solicitando que la capacidad máxima fuera de 180 cabezas. Valle de Odieta, por su lado, ya ha anunciado que recurrirá el real decreto ante el Tribunal Supremo.
Objetivo, reducir la cabaña ganadera un 50%
Fuente de la noticia: laopiniondemurcia.es
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