España, primer productor mundial, se enfrenta a otra mala cosecha el próximo año
Los olivos han iniciado una segunda floración este julio tras la ocurrida en abril, arrasada por el clima. "Ha sorprendido a todo el mundo y confirma que hemos de orientar el futuro del olivar acorde con el cambio climático" , explica Luis Rallo, profesor emérito de pomología de la Universidad de Córdoba, máster de Olivicultura y Elaiotecnia. Considera que la sequía, responsable de la caída de la producción de aceite de oliva un 55% en la cosecha de este año en España tendrá consecuencias en el sector salvo que no haya más innovación, que atraiga más inversiones y genere nuevos desafíos.
El corto plazo y la próxima cosecha, salvo que empiece a llover de forma persistente en otoño, preocupa hoy sobremanera a los productores, que esperan lo peor. Esteban Carnero, director de relaciones corporativas de Dcoop (75.000 cooperativistas repartidos por toda España) define la situación como "dramática" por sus efectos sobre el empleo y duda de que la producción de la próxima cosecha pueda equipararse a la de esta (660.000 toneladas). "Además, vamos camino de batir el peor consumo desde 1995". Rallo piensa que un 65% de los olivares han quedado dañados y puede costar hasta dos años recuperarlos.
De un año para otro, España ha pasado de representar un 40% de la producción mundial de aceite de oliva a suponer algo más del 21%. la caída de la producción ha impulsado el precio del aceite a niveles de récord histórico: 7 euros el kilo que, si las previsiones para la próxima cosecha se cumplen, tenderá a mantenerse y crecer. Solo un derrumbe de la demanda nacional podría cambiar la orientación de los precios. La caída de la producción ha tenido un efecto en las exportaciones, a las que se dirigía un 60% de la producción de aceite español. La mayoría de éste vendido a granel a Italia que luego lo etiquetaba para enviarlo a otros mercados, especialmente EEUU, tercer consumidor mundial en volumen.
"El consumo ya está cayendo y, este mercado, que se mueve por expectativas diversas, incluyendo las meteorológicas, puede dar un giro", explica David Prats, presidente de Borges. Esta empresa familiar controlada por la familia Pont facturó 701 millones de euros en el ejercicio cerrado en mayo de 2022, de los que 444 millones fueron en venta de aceite en más de una decena de países. El resto de las ventas de esta empresa son frutos secos y otros alimentos.
Borges es uno de los aspirantes a comprar una de las empresas lideres del sector: Deoleo (Carbonell, Koipe, Elosúa, Bertolli entre sus marcas), cuyo principal accionista es el fondo de capital riesgo CVC con un 56,96% del capital y con una presencia de nueve años en su capital. En España, CVC participa en Naturgy, LaLiga y Tendam (Cortefiel) entre otras empresas. La facturación de la aceitera andaluza en 2022 fue de 827 millones y 6 millones de beneficios. Su capitalización bursátil se sitúa en 127 millones. En los últimos tres años, Deoleo llevó a cabo una radical reorganización societaria y financiera para ordenar su balance y, según fuentes del mercado, poner a la venta la sociedad. Además de Borges, algunas de las grandes empresas del sector, como Migasa (familia González), Aceites delSur (familia Guillén, que tiene un 5% de Deoleo) y la portuguesa Sovena, han mostrado interés en analizar una posible compra si finalmente el mandato de venta definitivo se cumpliera.
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