Los programas de ingeniería climática para forzar las precipitaciones llenan el campo de incertidumbre, pero los expertos son escépticos con los resultados
En mitad de la complicada situación hídrica que atraviesa la Región, los movimientos de Marruecos en la ingeniería climática siembran malestar en el campo. Después de los anuncios recientes del país vecino de ampliar su programa para generar lluvia artificial, los agricultores reclaman más información al Gobierno central y medidas por parte la Comisión Europea, mientras los expertos aseguran que la eficacia de estos métodos no está demostrada científicamente.
Los productores regionales ven estas iniciativas con inquietud, teniendo en cuenta la cercanía de las áreas donde se desarrollan los experimentos y la relevancia de un factor clave en esta ecuación climática: la incertidumbre. El desconocimiento en torno a los efectos adversos de estas prácticas o, incluso, su alcance, añade estrés a un sector que cuenta con demasiadas preocupaciones.
«Tendremos que estar muy atentos al desarrollo de estas operaciones científicas que se están produciendo con nocturnidad y con secretismo, y que ya se han llevado a cabo en algunos países donde las están poniendo en práctica», expresó a La Opinión Juan de Dios Hernández, presidente de la asociación Asaja.
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