La buena noticia es que la miel pura es un producto extraordinario. La mala es que posiblemente no la has probado nunca. La mayoría de las mieles de supermercado son falsas, importaciones de bajo costo, o están incluso mezcladas con sustancias, siropes, azúcar o agua. No me atrevería a decir que en todos los casos no es auténtica miel. Ni mucho menos. Pero es de una calidad muy inferior que pierde las propiedades de la miel pura: la auténtica. Un subproducto, a juicio de www.merca2.es
En España hay miel fabulosa. Pero como el español medio compra casi siempre por precio (¡qué lástima!), la miel española, la de calidad de verdad, acaba en el mercado de la exportación. Nuestra miel es muy apreciada en países que pagan lo que cuesta. Estamos fuera de ese mercado. Eso es lo que provoca que comamos un producto menor, lo que generalmente conocemos por “miel” en la estantería de muchos supermercados.
La miel es fundamental para nuestra salud. Ese remedio de la abuelita de tomarse una cucharadita de miel en el desayuno para no ponerse malo con gripe en todo el invierno funciona, si es miel de verdad, y se hace regularmente. Esto tiene base científica.
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