Aunque son calóricos aunque beneficiosos siempre que consuman con moderación, principalmente para la salud cardiovascular
Nueces, almendras, avellanas, anacardos, pistachos... Muchos se resisten a ellos o los relegan a un capricho puntual por miedo a ganar peso. Su elevado contenido en grasas (entre un 50% y un 70%) es el responsable de esa fama. "Casi todos los frutos secos aportan 160-180 kcal por cada 30 gramos", explica María Amaro, nutricionista de la Clínica Feel Good de Madrid. Ésta es la teoría, pero la ciencia, lo aclara: "Incorporarlos a la dieta, a pesar de su alto contenido calórico, no se asocia a un incremento de peso", cuenta Francisco Tinahones, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). Más bien todo lo contrario.
En 2013, el estudio PREDIMED fue más allá alegando que las personas que comían frutos secos presentaban una disminución del índice de masa corporal y de la circunferencia de la cintura. "Esto es debido, en parte, a su efecto saciante, que hace que se consuman éstos en vez de otros productos menos saludables", dice Tinahones. También es probable que el intestino no absorba todas las calorías que contienen.
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