Un grupo de expertos aboga por diversificar, tanto en cultivos como en compañías, para alimentar al mundo
Preocuparse por el calentamiento global es tener en cuenta la agricultura. Igual que lo es la educación o el poder de la mujer. Esta actividad surte al mundo de alimento, pero también de combustible o del sustrato necesario para que se atenúen las catástrofes naturales. Hablar de agricultura, si queremos invocar a lo superlativo, es hablar de la vida. De la tierra nace lo que comemos. Y de lo que comemos se forja la balanza del hambre, de la desigualdad y del resto de parcelas sociales que completa nuestro bienestar. Centrarse, por tanto, en el tipo de agricultura que queremos es pensar en el tipo de mundo que nos gustaría habitar.
Existen dos opciones principales por las que decantarse. Ir a lo masivo o tratar de idear una alternativa como la agroecología, una disciplina que apuesta por un diseño cuidado y sostenible. En la jornada Ampliando la escala de la agroecología para la consecución de los ODS —que tuvo lugar este martes en Madrid, a cargo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Agencia Española de Cooperación Internacional (Aecid)— se optó por la segunda opción. “Hay que producir alimentos, pero el planeta tiene unos recursos limitados”, resumió Ignacio Trueba, representante español de la FAO en España y uno de los encargados de inaugurar el acto, para apoyar esta postura.
Fuente de la noticia
Deja una respuesta