Entre 2016 y 2017 se observa una gran estabilidad en la superficie agraria total, en torno a los 50,59 millones de hectáreas. No obstante, en 2017 ha disminuido la superficie de cereales y más ligeramente la de los cultivos forrajeros mientras que la de leguminosas y tubérculos de consumo humano aumentan notablemente, así como la de cultivos industriales y hortalizas, pero en mucha menor medida. En los cultivos leñosos se aprecian incrementos de superficie en olivar, viñedo y sobre todo en los frutales no cítricos por la expansión que ha experimentado el almendro, por el contrario, los frutales cítricos ven reducida ligeramente su superficie.
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