El aceite de oliva es una pieza clave de todo el sector agroalimentario español, con una producción de más de 1,2 millones de toneladas anuales y un valor por encima de los 4.000 millones de euros. De su desarrollo dependen regiones enteras, decenas de miles de agricultores, un buen número de cooperativas agrarias, y hasta una parte de la imagen exterior de la marca España, asociada internacionalmente a este producto. Sin embargo, el aceite de oliva está sometido a un proceso acelerado de banalización, de desprecio de su valor real, que pone en peligro el futuro de todo el sistema agrario e industrial vinculado a este producto y justo en un momento en el que se manifiestan amenazas y riesgos severos para el sector como el incremento de la producción, la caída de precios y una reducción del consumo. Esta es la principal conclusión de un informe elaborado por el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada sobre la viabilidad del sector del aceite en España.
El informe señala con rotundidad que el aceite de oliva no tiene futuro si se mantiene la actual estructura comercial orientada exclusivamente a competir por precio, siempre a la baja, eliminando cualquier valor añadido que tiene este producto excepcional. La banalización del aceite de oliva como una commodity de grasas es una tendencia suicida en la que están implicados muchos actores, señala el informe del Instituto.
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