La Responsabilidad Social Empresarial es un concepto que se desarrolló a lo largo del siglo XX, al calor de un pensamiento ético relacionado con el Estado del Bienestar, y que hoy día pone el foco en cumplir los diecisiete objetivos de la Agenda 2030
Corría el siglo XIX cuando los primeros empresarios industriales comenzaron a preocuparse por cuestiones sociales. En un mundo tremendamente desigual, solo algunos pioneros miraban por el bienestar de los trabajadores, y por el progreso de una sociedad que ha cambiado mucho con el paso del tiempo. Entonces se pusieron los cimientos de lo que hoy conocemos como Responsabilidad Social Empresarial, un término muy extendido que engloba todas las actuaciones de las empresas destinadas a contribuir a construir un mundo mejor tanto en lo social, como en lo económico como en lo medioambiental.
Al principio, todo surgió a través de aquellas agrupaciones que consideraban poco ético lucrarse con productos perjudiciales para la sociedad. Ya no era solo cuestión de producir lo máximo posible y sacar todo el rédito a los beneficios económicos, sino que poco a poco se fueron dando cuenta de que cada empresa tenía una serie de deberes con la sociedad que le rodeaba. Pero no fue hasta mediados del siglo XX, en aquellos años cincuenta y sesenta, cuando surgió realmente como un compromiso, aunque solo fuera en Estados Unidos. A Europa no llegó hasta los años noventa, gracias al impulso de la Unión Europea para implicar a los empresarios en una estrategia de empleo que generase mayor cohesión social. Uno de sus principales defensores fue el secretario general de la ONU, Kofi Annan, que en el Foro Económico de Davos de 1999 solicitó al mercado que adoptara valores con rostro humano.
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