El Parlamento Europeo aprobó el 31 de enero una interesante resolución con sus aportaciones al Informe anual sobre la política de Competencia de la Unión Europea, en el que recuerda a Bruselas una serie aspectos que afectan a toda la cadena de suministro agroalimentario, en especial al eslabón más débil, el sector agrícola, y que no se están teniendo en cuenta en los actuales debates.
Para empezar, el PE subraya la extrema concentración y, por tanto, la ausencia de suficiente competencia que se da en las fases iniciales de la cadena alimentaria, en la que, por ejemplo, un par de empresas forman un oligopolio en el mercado mundial de semillas y los plaguicidas, en detrimento de los consumidores, los agricultores, el medio ambiente y la biodiversidad.
Esta estructura oligopolística añade, hará que los agricultores sean más dependientes tecnológica y económicamente de unas plataformas únicas de venta integrada a escala mundial, y reducirá las variedades de semillas, alejará las actividades de innovación de un modelo de producción que respete el medio ambiente y la biodiversidad y, en última instancia y como resultado de esa menor competencia, reducirá la innovación y la calidad de los productos finales.
La preocupación del PE se centra en concreto en la reciente aprobación de la concentración de Bayer y Monsanto por la Comisión y su reconocimiento de que, en su decisión, no tuvo en cuenta los objetivos consagrados en el Tratado de Funcionamiento de la UE (TFUE), en particular, la seguridad alimentaria y la protección de los consumidores, del medio ambiente y del clima. Recuerda que ambas empresas controlan juntas aproximadamente el 24% del mercado mundial de plaguicidas y el 29% del mercado mundial de las semillas.
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