El agricultor ya no se encuentra solo. Ahora lo acompañan los drones, que en poco tiempo recorren una gran superficie recogiendo imágenes y todo tipo de datos, como el número de cepas, la humedad terrestre o la fortaleza de las plantas basada en el estudio de su color, y permiten conocer su estado y pronosticar enfermedades. Estas aeronaves determinan las zonas que necesitan fumigación para vaporizarlas al mismo tiempo.