El sistema de etiquetado Nutriscore da al aceite una peor puntuación que al refresco, pero no está pensado para que comparemos entre ambos.
María Luisa Carcedo, ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, anunció el lunes la implantación obligatoria en los supermercados del Nutriscore, un etiquetado que califica la calidad nutricional de los productos alimentarios, como parte del plan de lucha contra la Obesidad. Consistente en un 'semáforo' de cinco colores, en el que las comidas y bebidas con propiedades saludables obtendrán colores verdes y la calificación de 'A' o 'B'; los de consumo ocasional, en amarillo o 'C'; y los desaconsejados, en naranja-rojo y 'D' o 'E'.
Estas notas se basan en la atribución de puntos en función de la composición nutricional por 100 g del producto. Según su cómputo de calorías, azúcares simples, ácidos grasos saturados y sodio, obtendrán entre 1 y 10. Después, se les restarán hasta 5 puntos en base a los elementos "favorables" que contengan (proteínas si son de origen vegetal, fibras y porcentaje de frutas, verduras, leguminosas y frutas oleaginosas). El algoritmo, con algunas adaptaciones para bebidas, materias grasas y queso, determinará el resultado final.
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