Las importaciones de frutos secos de California y los almendros de regadío en España y Portugal amenazan la continuidad del cultivo de secano del que viven 40.000 familias
“No podemos vender la almendra, la estamos almacenando. Somos productores pequeños, tradicionales, en zonas de secano, donde los almendros no necesitan riego. Es una almendra de calidad, ecológica, que no podemos vender. Nos han desplazado”. Así resume Francisca Iglesias, responsable de Frutos Secos de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), la situación que vive el sector.
Este cultivo tradicionalmente se ha concentrado en todo el litoral mediterráneo y se ve amenazado por dos motivos. Por un lado, por la alternativa de regadío que se ha desarrollado tanto en España como en Portugal, mucho más productiva, que está integrada por explotaciones más grandes y, en muchas ocasiones, controladas por inversores. Por otro, por las elevadas importaciones de almendra californiana.
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