Cada hogar murciano gasta al año 150 euros más que hace una década en platos preparados, comida basura y productos adelgazantes o energéticos. Cae el consumo de todos los alimentos, salvo de azúcares, café, té, cacao, vino y cerveza
Ya lo dijo en 1850 el filósofo alemán Ludwig Feuerbach: «Si se quiere mejorar al pueblo, en vez de discursos contra los pecados denle mejores alimentos. El hombre es lo que come». Y si su premisa fuera cierta, los murcianos son más comida rápida y basura que hace diez años. Al menos así lo demuestran los datos del Instituto Nacional de Estadística sobre el gasto en su cesta de la compra: los habitantes de la Región consumieron en el último año 156 euros más en productos n.c.o.p. que hace una década. De forma literal, las siglas significan «no comprendidos en otras partes», o lo que es lo mismo, que no pueden catalogarse en ninguno del resto de grupos alimenticios.
A los nutricionistas y a las organizaciones de consumidores les cuesta saber con certeza qué es eso de los productos n.c.o.p., pero la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) da una pista al aglutinar en una lista a las empresas que los elaboran. Entre sus nombres destacan productoras de pizzas congeladas, platos preparados y precocinados, algunas conservas, aperitivos, patatas fritas, caldos envasados, bollería, dulces y golosinas. Pero dentro de este grupo de productos «también estarían los complementos dietéticos, las barritas para no pasar hambre, los que dicen ser adelgazantes, las tortitas de arroz o maíz, o cualquier producto que intente sustituir una comida», explica Álvaro Campillo, doctor en Medicina y cirujano digestivo especialista en nutrición en el Hospital Morales Meseguer.
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