El tomate, al igual que otros muchos cultivos, se ve afectado por distintos patógenos, entre ellos Fusarium oxysporum, un hongo con una alta capacidad de mutación que ataca más de un centenar de especies distintas colonizando su sistema vascular.
El microbioma integra el conjunto de microbios que se asocian al huésped en el que habitan, contribuyendo a su salud y bienestar. Actualmente se sabe que el microbioma conforma una pieza fundamental del sistema defensivo; sin embargo, gran parte de sus mecanismos de actuación todavía no están descritos.
El proyecto de investigación Marie Curie Direction, en el que participa el grupo de Genética Molecular de la Patogénesis Fúngica de la Universidad de Córdoba, ha dado recientemente su pistoletazo de salida con el objetivo de analizar los microbios que conforman esta barrera defensiva en los cultivos de tomate. La meta a largo plazo, según destaca el catedrático de Genética y responsable principal del estudio, Antonio Di Pietro, es desarrollar un microbioma sintético a partir de los microorganismos principales que lo componen, con el fin de reforzar el sistema de defensa de las plantas.
Fuente de la Noticia: Revista Alimentaria
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